El grupo Globalia ha emprendido un cambio de rumbo en su modelo de negocio tras la venta de Air Europa a IAG a través de su gran competidor, Iberia. Esta operación cristaliza el proceso de concentración que el grupo turístico parecía haber comenzado cuando, hace poco menos de un mes, trascendió que estaba negociando con Barceló la fusión de sus áreas emisoras.

La venta de Air Europa deja en las arcas de Globalia 1.000 millones, una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta que el grupo turístico al completo tuvo unos beneficios netos de 48,7 millones en 2018. Pierde, eso sí, el 52% de sus ingresos. La división más rentable de la compañía superó los 2.100 millones en su último ejercicio, un 9,3% más que en 2017, según su memoria anual. La adquisición generará un gigante aéreo que agrupará el 72% del tráfico de los vuelos nacionales en España.

Air Europa, que seguirá conservando su marca, ha apostado en los últimos años por la expansión a Latinoamérica. No en vano, en recientes declaraciones a este medio, su director comercial, Imanol Pérez, manifestaba que “en su objetivo de liderar el corredor entre América y Europa”, la línea aérea “prioriza en su planteamiento de nuevas rutas la variable de conectividad desde su hub del aeropuerto de Madrid-Barajas”.

Las operaciones entre España y Latinoamérica han marcado las líneas estratégicas de Air Europa en el último lustro. En 2014, la aerolínea abrió rutas a Salvador de Bahía, Santiago de Chile y Sao Paulo; en 2016, a Asunción y Bogotá; en 2017, a Guayaquil y Recife. Un 26% de los ingresos de Globalia provienen del mercado americano y, en ello, tiene mucho que ver la división aérea.

Juan José Hidalgo y Javier Hidalgo presentan una nueva ruta a Medellín en Fitur 2019.

Solo este año, Air Europa cerró dos operaciones de gran relevancia a las que ha acabado renunciando. Una muestra más de que los Hidalgo han acabado tirando la toalla en su batalla con Iberia por liderar el mercado aéreo español y, sobre todo, las conexiones con Latinoamérica.

Así, poco después del anuncio de la absorción de IAG, Air France-KLM ha comunicado que reevaluará la alianza que firmó en julio con la línea aérea española con el objetivo de plantar cara a IAG y Latam en el mercado sudamericano. Una operación que, según Globalia les pondría a “jugar con los grandes” y supondría el fortalecimiento de las tres compañías al compartir todos los costes e ingresos.

El acuerdo se entiende aún mejor al recordar que el consejero delegado de Globalia avanzó en mayo la entrada de Air Europa en el mercado doméstico brasileño. Javier Hidalgo se comprometía a crear empleo y a duplicar el número de turistas en el destino iberoamericano, en contraprestación por convertirse en la primera compañía de capital 100% extranjero en realizar este tipo de operaciones. 

Sin embargo, será IAG quien capitalice la apertura de este mercado, un jugoso trozo del pastel que compensará probablemente los 1.000 millones invertidos. A falta de confirmación por parte de las autoridades de la competencia –no conviene darlo por hecho–, IAG se deshace de un competidor, pasa a controlar el gran hub del aeropuerto de Madrid, refuerza su liderazgo en las conexiones con Europa y penetra en el mercado americano.

Sin entrar a analizar si lo reseñado merece un desembolso de 1.000 millones, al menos sí hay que reconocer que la operación es ambiciosa, mucho más que la opción que manejaba IAG hace poco más de un año: lanzar una OPA sobre el 100% de Norwegian.

Globalia, ¿y ahora qué?

Javier Hidalgo tranquilizó a los trabajadores de Air Europa el lunes a través de una carta. La aerolínea “continuará operando dentro de IAG de manera separada, sin integración de sus plantillas” en ninguna de las restantes líneas aérea del holding (Iberia, Vueling, Aer Lingus, British Airways y Level), afirmaba.

Asimismo, el CEO de Globalia señalaba que “se mantendrán los convenios y los derechos históricos de los empleados”; también “los contratos a largo plazo” del personal de “mantenimiento y handling”. “Esta operación garantiza el futuro de la compañía y es una gran oportunidad para todos los profesionales del grupo”, sentenciaba.

En ese futuro, obviamente no estará Globalia. En su evidente cambio de modelo de negocio el grupo turístico apostará por la concentración, a través de la más que posible fusión entre Barceló y Halcón, pero también por la diversificación: los Hidalgo se han aliado con Talgo para competir con Renfe a partir de 2020, fecha en la que se liberalizará el AVE.

Los próximos meses servirán para definir con mayor claridad la dirección de Globalia. Por el momento, su relación con Barceló, otro grupo turístico, a priori competencia directa como Iberia, es más fluida que nunca. Hace dos años le vendieron Halcón Viagens (la filial portuguesa de la red de agencias) y la mayorista de grandes viajes Latitudes y ya a nadie se le escapa que el siguiente paso es la fusión de sus divisiones de viajes.

Javier Hidalgo y el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, celebran la entrada de Globalia en el mercado doméstico brasileño.

El nuevo enfoque de Globalia también tendrá puesta la vista en su negocio hotelero, que aunque supone una parte reducida del negocio ha registrado un incremento exponencial a lo largo de los últimos años. Bajo la marca Be Live Hotel, la red de alojamientos de cinco y cuatro estrellas suma más de 10.000 habitaciones en 34 establecimientos repartidos por España, Portugal, Marruecos, Cuba, República Dominicana y Colombia.

Al margen de esa gran operación de concentración, con los 1.000 millones obtenidos por la venta de Air Europa Globalia podría irrumpir en el sector ferroviario. Talgo confirmó hace una semana que ha presentado una oferta para adjudicarse capacidad en los corredores de alta velocidad que liberalizará Renfe y, aunque la participación del grupo turístico español en este consorcio es minoritaria, le valdría para meter cabeza en un nuevo mercado.

Volviendo a Air Europa, fuentes de la compañía aseguran que hasta el segundo semestre del próximo año la norma es seguir operando “como si nada hubiera pasado”: impulsando negocios, abriendo nuevas rutas y trabajando con socios.

La que probablemente sea la operación más importante en la historia de la aviación española no cambiará, por el momento, el desarrollo de las actividades diarias de la aerolínea. “No se ha paralizado absolutamente nada, esto no condicionará nuestro negocio en los próximos meses”, sentencian desde el grupo turístico.