En las últimas semanas, voces como la del presidente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma y El Hierro (Ashotel), Jorge Marichal, han reclamado el desarrollo de aplicaciones de trazabilidad para conocer los movimientos de los clientes y las personas con las que han estado en contacto, de cara a evitar contagios y aumentar la seguridad en los hoteles.
Funcionaría, según explican, como una especie de ‘pasaporte biológico’, “cuyo fin es proteger la salud de quienes residen y se encuentran en cada momento en el archipiélago”.
“Esto ya está funcionando en China: llevas un código QR y, en función de tu estado, tienes un nivel de seguridad. Verde, puedes pasar; rojo, estás enfermo y no te dejan entrar a muchos sitios”, explica a AGENTTRAVEL Antoni Pérez, profesor de Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC).
Para el experto, una aplicación de estas características es similar a “el carné de vacunación que piden en Estados Unidos para que los niños sean admitidos en los campamentos de verano”, si bien considera que implantar un sistema de este estilo a nivel global “es más complicado”. Además, en su opinión, tanto los pasaportes biológicos como las aplicaciones que trazan los movimientos de los ciudadanos con el objetivo de detectar prematuramente los contagios abren un amplio debate en torno a la cesión de la privacidad y la protección de datos. En un lado de la balanza, los beneficios socio-sanitarios que se obtienen con dichas apps, y en el otro, los dilemas éticos que plantean.
“La tecnología nos permite hoy en día hacer muchas cosas, pero hay que tener en cuenta si es ético”, apunta Pérez, para quien “una vez que los datos salen del móvil ya no sabes lo que va a pasar con ellos” y este control “atenta contra la privacidad de las personas”. Aún en el caso del proyecto europeo que desarrolla una aplicación menos invasiva basada en la utilización de Bluetooth, el profesor de la UOC se muestra escéptico: “No crea trazas de ruta, pero hay que ver qué se puede saber de los usuarios con la información que obtiene y el GPS”.
¿Son efectivas?
Dejando a un lado los cuestionamientos morales, las aplicaciones de trazabilidad presentan dudas en cuanto a su efectividad al profesor de la UOC. Pérez lo ejemplifica mediante los ejemplos de dos enfermedades diametralmente opuestas: la tuberculosis y la COVID-19.
La tuberculosis, expone Pérez, “es la enfermedad que más personas mata en el mundo; pasa muy desapercibida, esquiva muy bien las pruebas y se propaga a un ritmo suficientemente bajo”. Esta última característica, hace que una aplicación de contactos sí sea útil para abordar la tuberculosis porque “se pueden detectar casi todos los contagios”.
El caso de la COVID-19 es diferente, pues “se espera que afecte al 60 o 70% de la población”, según el experto. Una tasa de incidencia tan alta resta efectividad a las aplicaciones de trazabilidad porque, a juicio de Pérez, “no es necesaria una app para saber que en cuanto entras en un tren abarrotado a primera hora de la mañana, habrá personas dentro que tengan coronavirus”. La utilidad de estas apps, además, es mayor “al principio de un brote”, pero mucho más reducida “ahora, en estado de pandemia”, añade.
Aplicaciones alternativas
Ahora bien, si descartamos las aplicaciones de trazabilidad, una opción que está lejos de desechar la mayoría de los gobiernos mundiales a la luz de los proyectos que están emprendiendo, ¿qué opciones ofrece la tecnología para mitigar los impactos del coronavirus?
“Puede ayudar de manera preventiva, avisándote cuando estás entrando a una zona en la que hay una enfermedad, como el Hanta en Chile o el Zika en Brasil”, explica Pérez. Es decir, a través del uso de “sistemas de Inteligencia Artificial con condicionantes externos capaces de dar información” sobre las medidas profilácticas que un viajero debe tomar en un país determinado.
Volviendo al ejemplo del tren, pero esta vez sustituyendo cualquier ciudad europea por la India, Pérez considera que si subes a un vagón abarrotado en el país asiático, no es necesaria “una aplicación que te indique si hay alguien contagiado con malaria”, sino una herramienta que te lance un aviso con las medidas de protección que debes tomar: ponerte mascarillas y guantes o mantener cierta distancia de seguridad.
“Este tipo de aplicación mira tu ubicación, pero no está transmitiendo tu información; es mucho menos invasiva”, añade Pérez.
En cualquier caso, el experto de la UOC vislumbra un futuro, a nivel turístico, en el que la tecnología tendrá gran presencia, por ejemplo, “a la hora de recomendar un país en función de la seguridad sanitaria que tengan”. “Lo que se verá sobre todo son los países que tengan un sistema sanitario capaz de responder en caso de pandemia”, explica.
Una tendencia que no ha pasado desapercibida para el turismo español, pues casi desde el inicio de la crisis ha instado al Gobierna a emprender, adicionalmente a las medidas de reactivación de la economía y la consevación del empleo, una campaña de promoción que ponga en valor la robustez del sistema sanitario español frente a otros países que han mostrado mayor debilidad.