Turquía está experimentando una gran afluencia de turistas internacionales en los últimos años.
Turquía recibió 26,76 millones de turistas internacionales en los siete primeros meses del año, un 16,22% más en comparación con el mismo periodo del año anterior, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Cultura y Turismo. Solo en el mes de julio llegaron al país 7,14 millones de visitantes, un 7,25% más que en el año anterior. Un total de 30,09 millones de personas visitaron el país, incluyendo 3,32 millones de turcos que viven en el extranjero, superando el récord de 26,5 millones de visitantes en el mismo periodo de 2019.
Rusia fue el principal mercado emisor con 3,5 millones de viajeros, debido principalmente a las restricciones de vuelo impuestas por los países occidentales por la invasión de Ucrania. Alemania, con 3,21 millones de turistas, y Reino Unido, con 2,6 millones, fueron otros de los principales mercados emisores de los turistas que visitaron Turquía en los siete primeros meses del año.
Estambul, la ciudad más grande de Turquía en términos de población, con más de 15 millones de habitantes, y uno de los principales destinos turísticos de Europa, recibió 9,77 millones de visitantes extranjeros, un 36,5% del total, en los siete primeros meses del año. Le siguió Antalya, ciudad turística situada en la costa mediterránea, con 7,7 millones de turistas extranjeros, y Edirne, en el noroeste de Turquía, que limita con Bulgaria y Grecia, con 2,7 millones de visitantes extranjeros.
El Gobierno turco transformará Fasélide en un destino de vacaciones
El ministro de Cultura y Turismo turco, Mehmet Nuri Ersoy, ha señalado que Turquía pretende atraer 90 millones de turistas y ganar 100.000 millones de dólares del turismo en el año 2028. Hay que tener en cuenta que el país depende del turismo más que nunca debido a una moneda precaria y a una inflación creciente. Para alcanzar estos objetivos en los próximos cinco años, el país se centrará en la diversificación del mercado, la promoción global y la marca de sus regiones y productos específicos, así como en la creación de un ecosistema turístico sostenible.
En su intento por atraer a más turistas de diferentes rincones del mundo, el Gobierno turco ha tomado la decisión de transformar la antigua ciudad de Fasélide en un destino de vacaciones, donde los viajeros puedan acudir con sus sombrillas y toallas de playa para disfrutar de este paraíso terrenal. Ubicada en la costa sur de Turquía, Fasélide es considerado un lugar de gran importancia arqueológica y belleza natural. Este destino alberga paisajes pintorescos, encanto natural y una rica histórica.
Turquía está experimentando una gran afluencia de turistas internacionales en los últimos años. Sin embargo, Fasélide es una de esas ciudades antiguadas que todavía no han sido descubiertas por los viajeros. El objetivo del Gobierno turco es construir instalaciones turísticas (cafeterías, baños, vestuarios, etc.…) en sus playas, que formaron parte de un asentamiento griego y romano, para atraer a los visitantes a la belleza natural de Fasélide. Una decisión que preocupa a los lugareños y a los arqueólogos, principalmente porque el patrimonio arqueológico intacto de la zona es su principal atractivo.
