Al menos 129 personas han muerto y 352 permanecen heridas, entre ellas 99 en estado crítico, como consecuencia de la cadena de atentados registrada el viernes por la noche en distintos puntos de París, según el último balance de víctimas confirmado por la Fiscalía.
La mayoría de las víctimas corresponderían al asalto de la sala de conciertos Bataclan, donde habrían perdido la vida más de 80 personas tras la irrupción de varios terroristas y la toma de rehenes.
Todo ha comenzado a las 21:20 del viernes en la calle Alibert, en el décimo distrito, con una explosión a la que ha seguido un hombre armado que, a cara descubierta, ha abierto fuego contra los comensales de los restaurantes Le Carrillon y de Le Petit Cambodge.
Mientras, en otro punto de París, se escuchaban tres explosiones en el estadio de fútbol de Saint Denis, donde en ese momento se jugaba un partido amistoso entre las selecciones de Francia y Alemania. Al parecer, dos de ellas habrían sido obra de terroristas suicidas.
El público no ha sido consciente de los que ocurría hasta que han desalojado el estadio.
El partido se ha terminado de jugar y después los espectadores se han concentrado en el césped a la espera de que las autoridades les permitieran abandonar el recinto, algo que ha ocurrido poco después de forma ordenada.
Hollande ha denunciado "un ataque terrorista sin precedentes". "Es un horror", ha dicho en una declaración solemne al filo de la medianoche, en la que ha anunciado la movilización "de todas las fuerzas posibles" para "neutralizar a los terroristas" y garantizar la seguridad de París. "Ante el terror, Francia debe ser fuerte, debe ser grande", ha afirmado, apelando a "la unidad nacional”.
"Los terroristas quieren que tengamos miedo, pavor, pero se enfrentan a una nación que sabe defenderse", ha advertido.