La compañía espera aumentar su capacidad en el mercado doméstico en un 11,9% en el primer semestre de este ejercicio.
La aerolínea australiana Qantas registró pérdidas netas de 244 millones de dólares (184 millones de euros) al cierre de su ejercicio fiscal, que concluyó el pasado 30 de junio, según ha informado la compañía en un comunicado.
La compañía ha destacado que el resultado se ha visto afectado “significativamente” por el alto coste del combustible, al que destinó en este periodo 4.300 millones de dólares (3.254 millones de euros), 645 millones de dólares (488 millones de euros) más que en el ejercicio anterior.
No obstante, ha remarcado que su beneficio subyacente antes de impuestos alcanzó los 95 millones de dólares (72 millones de euros) en su último ejercicio fiscal, una cifra en la que no está incluidos los 398 millones de dólares (301 millones de euros) que supusieron el plan de reestructuración de la compañía para su red internacional.
Así, todas las filiales del grupo fueron rentables en este periodo a excepción de la red internacional, que registró un resultado neto de explotación (Ebit) negativo de aproximadamente 450 millones de dólares (340 millones de euros), frente a las ganancias obtenidas por Flyer Jetstar y Qantas Frequent.
“En el transcurso del año hemos progresado de forma significativa en nuestra estrategia de grupo sobre la base de un fuerte negocio nacional y con la creciente influencia de Jetsar en Asia. Además, nuestro plan de reestructuración internaciona está en camino”, ha subrayado el consejero delegado de la compañía, Alan Joyce.
Durante el año, el grupo tomó medidas para reducir sus gastos de capital hasta 1.900 millones de dólares (1.438 millones de euros), un nivel que prevé mantener en este nuevo ejercicio.
La compañía espera aumentar su capacidad en el mercado doméstico en un 11,9% en el primer semestre de este ejercicio, y fija su gasto en combustible en los 2.300 millones de dólares (1.740 millones de euros) de media para la primera mitad del año.
Sin embargo, descarta realizar estimaciones sobre sus resultados ante el “alto grado de volatilidad e incertidumbre” de la situación económica mundial, así como de los precios del combustible y los tipos de cambio.
